lunes, 29 de noviembre de 2010

Altas y bajas

Otro año termina, y yo estoy otro año mas vieja y mas sabia creo, la vida me ha golpeado de diferentes formas y gravedades, yo sigo viva, creyendo en mi raciocinio y en mi honestidad, nunca me importo la opinión que los demás tengan de mi, estoy tranquila conmigo misma, recibí injurias y no las respondí, recibí desprecio y no lo devolví, me lastimaron gratuitamente y no respondí el golpe, y no por desidia o miedo, sencillamente no me interesa lo que esa clase de personas decidan hacerme, estoy en un lugar donde su odio no puede alcanzarme.
Me dan pena, tanto trabajo que se toman y yo nada, no reacciono, estoy por fin en total y absoluta calma. Hace poco se dio algo muy raro, en menos de un mes tres de las personas mas involucradas y responsables de lo mucho que sufrí, parecieron sufrir de amnesia colectiva, nadie recordaba nada de lo pasado, me causaron gracia. Pobres, quizás ahora se les va terminando el idilio con otra de las responsables y no saben como salir del quilombo que armaron, por mi, que llueva, si tenían la idea que con el tiempo uno se olvida de todo( como hacen mis parientes) conmigo defecaron mal(que fineza la mía).Yo no perdono y ellos lo saben, siempre le digo a mi marido "Tu dios perdona, tu mujer no", y no es porque yo me crea mas que nadie sino es que me parece que el verdadero perdón no existe, yo también podría perdonar pero no olvidaría el agravio y eso no es perdonar. Para mi perdonar es empezar de cero, y eso no lo hace nadie aunque lo diga, es como el cristal que se te rompió y arreglaste con poxipol transparente, te queda entero pero la rajadurita se nota siempre, como en el verso de Borges "por las rajaduras esta dios que pasa" y el recuerdo del daño no se borra , solo que queda mejor y mas políticamente correcto perdonar todo y actuar el papel de amorosa, comprensiva y generosa persona, queda bárbaro. Solo que yo no tengo estomago para eso.
Por fin después de mucho trabajo, de mucho dolor, de la mano de mi marido que estuvo incondicional a mi lado, de mi amorosa terapeuta a la que le debo la vida, y de los maravillosos laboratorios que inventaron los antidepresivos y a mis amigas hoy estoy BIEN!!!.
Siento pena por los que deje atrás, los quería muchísimo y en mi ignorancia pensé que ellos sentían lo mismo por mi, que tarada no? los quería como quiere una madre a su hija, como quiere una hija a su madre, como quiere una hermana a su hermana, siempre estuve incondicionalmente a su lado.
Cuando yo estuve mal tuve gente a mi lado, no ellos por supuesto, y es a esa gente que estuvo conmigo en mis malas a las que le debo mi agradecimiento.