viernes, 10 de febrero de 2012

Hola ¡como siempre reaparezco después de mi desapariciones, soy así, ya es hora de que se acostumbren.
La semana pasada, viernes, sábado y domingo fui a ver la obra “Todos felices”, me pareció excelente pero yo no soy critica de teatro, solo soy una fanática mas del buen teatro, si tienen oportunidad de verla no se la pierdan, pero no estoy escribiendo esto para contarles la obra sino para decirles lo parecida a la realidad que yo vi en reuniones con mi parentela. Paso a contarles una típica reunión de mis parientes, en una ocasión, hace ya tiempo, cuando se había puesto de moda el trueque, recuerdan? Se hizo una reunión familiar por un cumple creo, como siempre después del almuerzo nos separamos en diferentes grupos, a mi a veces me aburre quedarme en un solo lugar porque con las mujeres hablas de los chicos, las enfermedades que en ese momento sufren y de alguna estupidez mas como las novelas de moda o la bosta de turno de tineli, mis hijos son grandes, tele de ese tipo no veo y en el campeonato de a quien le duele más o cuan misteriosa es la enfermedad que padecen no entro, con los hombres si no hablas de futbol no existís, y con los más jóvenes si hablo más de 30 minutos creo que necesitaría una cura de sueño, entonces salto de un grupito a otro y escucho un poco de todo.
Ese día en particular escuche tres versiones distintas de algo, todavía hoy no se cual era cierta.
De la reunión participaban un señor, pariente político mío, su esposa y su hija, cada uno de ellos estaba charlando con su grupo de pertenencia, contando que estaban en el mercado del trueque (compraban maples de huevos y los cambiaban por bonitos o productos)y explicando el uso que le darían a las ganancias, los tres decían cosas diferentes pero como estaban en sitio diferentes no se escuchaban entre sí. El señor decía que se iba a comprar un auto 0km. para renovar el suyo, cabe decir que ese hombre cree que somos todos idiotas y que no sabemos que no llega a fin de mes con su jubilación y vive pidiendo prestado a sus hijos. La hija decía que estaban ahorrando para su viaje a Europa y la esposa decía creo que algo más cercano a la verdad, los huevos los compraban muy baratos de un pariente y los cambiaban en el mercado por otros alimentos o bonos si en ese momento no necesitaban nada ya que estaban pasando un mal momento económico.
A la fecha siguen con el mismo auto, nadie viajo a Europa y el mal momento todavía sigue.
En la obra se pueden ver los personajes en el comedor, en el living o en el jardín, hay que verla 3 veces como ya se imagina pero vale la pena, y si no quieren gastar, en su próxima reunión familiar, instalen un tema de conversación y recorran los diferentes grupos oyendo cuantas versiones hay de la misma compota.

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